martes, 20 de septiembre de 2016

Dios, religión y la escritura

Siendo la biblia el primer libro que Gutenberg imprimió no es tan rara la idea de tener presente a Dios y la religión a la hora de escribir.

¡Y es que da tanto campo para trabajar! Tenemos por ejemplo “cartas desde la tierra” de Mark Twain, en el que aun siendo ángel Lucifer visita la tierra y le cuenta en cartas a sus hermanos todo lo que ve y reflexiona acerca de nuestro mundo, una lectura que hace gracia. En un tono más oscuro Anne Rice en “Memnoch el diablo” nos hace filosofar sobre el bien y el mal haciendo que el mismísimo demonio se le presente a su protagonista para recorrer la verdadera historia que no se explicó en la biblia. Desde otra perspectiva se tiene “El nombre de la rosa” de Umberto Eco, con sus tintes históricos y críticos a los actos de la iglesia católica en Europa. Mientras que Dan Brown en su “El código Da Vinci” usa de trasfondo la biblia y el cristianismo en general para montar su historia. Mientras que del mundo de comic tenemos a “Dios en persona” de Marc-Antoine Mathieu, para presentarnos a este hombre que afirma y prueba ser Dios.

Lo que me fascina de estos y otros ejemplos es que a pesar del peso que tiene la religión o Dios o algún elemento relacionado no pecan de (jeje) la típica pesadez que se asocia a la iglesia. Y es que para mí todo el tema da para mucho y ojo que al hablar de “Dios” no nos hemos de limitar a la figura trazada por diferentes textos religiosos, lo mismo con la religión.

El mejor ejemplo moderno de esto –aunque no sea el tema central en la obra- es la saga de Juego de Tronos. De verdad creo que George Martin ha creado sistemas de creencias sencillos y a la vez poderosos en su universo. No son lo central del libro y sin embargo están siempre presente: Los 7, los antiguos dioses, la peculiar religión de asesinos de Braavos y más. Se van tejiendo a la esencia básica de ese mundo dándole forma.

La religión y las reflexiones sobre Dios llevan siglos de historia por lo que sus metáforas y simbolismos abundan.  Junto a la muerte y la vida son probablemente los temas que más inquietan a la humanidad.


Siendo así detener el tecleo alguna vez y echarle un vistazo a la fuente inagotable de ideas y reflexiones que son Dios y la religión es una práctica sana y obligatoria para todo escritor que de verdad busque construir un universo nuevo y rico.

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