lunes, 7 de octubre de 2013

Entre un despertador y otro, aferrada a a una canción deshilachada

Es tarde cuando empiezo a escribir esto, aunque el reloj marca las 11:11 y eso es cool. Ah no, esperen, borre y empecé a escribir desde cero y ya son las 11:12. Estoy cansada y estaba a punto de quedarme dormida en lo que prometía ser un acogedor sueño; muy diferente a los que he tenido últimamente.

Pero, estaba tirada en algún sitio y escuché una canción estúpida en esta dirección. Entonces despertó a alguien en mí que tiene que enviar esto antes de que sea muy tarde de nuevo; antes de que la canción termine.

Verán, hace semanas me propuse escribir un nuevo post,  estaba en mi cuarto y era domingo. Lo recuerdo porque, aunque publique los lunes, solo me propongo escribir los domingos (supongo porque creo que así podré iniciar la semana pensando que aproveché el fin). Sin embargo, de repente estaba a mitad de semana, en  otro sitio, y no podía recordar cómo llegue allí.

Me preocupó, pero no pude hacer nada al respecto porque de repente estaba viendo el escritorio junto a mi cama. Eran las seis de la mañana, estaba acostada en mi colchón. Me dije “¿Tan rápido dormí?”y quise llorar, no porque me sintiera más cansada de lo normal –que lo estaba- sino porque no recordaba mi dormir y fue como si me hubiera perdido de algo especial.  ¿Eso es tonto o no soy la única que a veces se siente flotando y siendo consciente de su propio descanso?

Lo que me parece fue la mañana siguiente fue igual y por eso no tenía mucha cabeza para pensar en mi extraña navegación por el tiempo.  En esa maraña de días sin fecha me parece que escribí en facebook que estaba deslizándome por los pasillos secretos del tiempo, como atajos.

Eso me asusta, porque no estoy tomando esos atajos a propósito y no quiero terminar dándome cuenta que solo reconozco mi reflejo si uso un retrato de mi juventud en lugar de un espejo.  

Por un momento me asustó el que fuera alzhéimer pero luego recordé que de eso era la película que vi la semana pasada (o la antepasada, o la que vendrá) y estaba mezclando las cosas.
Atrasé mi reloj quince minutos pero el tiempo no se confundió.

Ahora, con todo el sacrificio que eso trae, estoy escribiendo esto. Porque tal vez sea la única forma de anclarme al presente. Sin embargo, mucho me temo que no puedo esperar al día y a la hora que acostumbro para publicar. Veo el reloj y ya no tiene sentido, ¡no me pudo haber llevado tanto escribir esto! Me es necesario renunciar a él y a su importancia.

Tengo miedo, lo que hay al final del pasillo principal es la muerte. Perdónenme si no es lunes, perdónenme si este post se publica tres años después o dos días antes que el último que puse. Pero se me cierran los ojos, la canción en realidad sonó hace dos días y no quiero despertar victima de otro atajo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario